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La Ley Capital


I. Ley capital. - Para toda perfección, la ley capital es seguir en todo la voluntad de Dios: en obrar y en sufrir : en esto consiste en la práctica la perfección.

¿No está la santidad en la caridad? Así es, pero la caridad se muestra en cumplir la voluntad de Dios: amor que a eso no lleva, no es amor verdadero, porque, quien no cumple los Mandamientos, no ama a Dios.

El Doctor Místico por excelencia, S. Juan de la Cruz, enseña también que la unión con Dios y la perfección están en la conformidad de nuestra voluntad con la de Dios y que no a todos da Dios la misma capacidad de unión. Por tanto, cada cual ha de ser fiel en la medida de su capacidad y estar contento en ella y a cada uno hay que dirigirle para que llene su propia capacidad.


La Adoración
La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto” (Lc 4, 8), dice Jesús citando el Deuteronomio (6, 13).

Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la “nada de la criatura”, que solo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que Él ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo (cf Lc 1, 46-49). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo.


Acto de Adoración Plenario y parcial.
El acto más sublime que nuestra alma puede producir es: La Adoración a Dios.

Señor Jesucristo, te confieso mi: Creador, Redentor, Salvador, Profeta, Sacerdote, Rey, Santificador y Glorificador : Creo, realmente, que estás presente en la Verdad Inefable de Tu Divinidad y de Tu Humanidad.
¡Oh, Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Ángeles y a los Santos para adorarte como te mereces.


Para adorar a Dios Padre en Espíritu y Verdad hay que conocerle; Jesucristo nos lo ha revelado.
Adoramos a Dios Padre, cuando unidos totalmente a Jesucristo, por Su Gracia Santificante en Él, con Él y por Él, aceptamos a Dios como Supremo Soberano de todo, y rendimos nuestra voluntad a la suya, nos esforzamos con todas nuestras fuerzas espirituales y naturales en buscar y hacer Su Santa Voluntad.


Actos de adoración

Te adoro en lo más íntimo de mi alma.
Te adoro por todos los que te desprecian.
Te adoro siempre y en todo lugar.
Te adoro en el Sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro donde estás más abandonado y eres más ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has recibido desde la institución de este Sacramento y recibirás hasta el fin de los siglos.
Te ofrezco la adoración de tu Santa Madre, de los Santos, y de las almas amantes de la Santa Eucaristía.
Ángel de mi Guarda, ve visita y adora en mi nombre en todos los sagrarios del mundo a Jesucristo Sacramentado.  Amen


Adoro a Dios Padre, Adoro a Dios Hijo, Adoro a Dios Espíritu Santo; por Amor a Dios amo a mi prójimo como a mí mismo. Amen

Ave María Purísima


Cristiano Católico 4-01-2013