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Meditación de los “TRES BINARIOS” EE. nos 149-157.  

Tres clases de hombres (Tres disposiciones de la voluntad).

Objetivo: Esta meditación “va tomar el pulso” a la voluntad antes de la elección para que si su postura no es la correcta (es decir, si no se encuentra en total indiferencia y sinceridad) el ejercitante la rectifique a tiempo: tiene que ser antes de su propio discernimiento y elección, claro. Lo que importa es tener el corazón libre para abandonar todo lo que sea necesario a fin de elegir con libertad total lo que Dios me pida. El objetivo es tener la voluntad libre y decidida. Por eso esta meditación viene siendo como un “test” sobre el estado de libertad de la voluntad.

Todo proceso de “elección y decisión” se juega en el campo de los afectos de la voluntad. No es sólo cuestión de ideas... siempre interviene la voluntad. El afecto es pre-conceptual: invade a la persona entera. Una voluntad apegada fuertemente a algo puede echar abajo todo un gran entarimado de ideas y conceptos muy buenos y lindos. Si queremos que una decisión sea eficaz y duradera hay que tener en cuenta cómo funcionan los afectos de la voluntad.

Los afectos condicionan a la voluntad en sus decisiones. Si hay afectos desordenados a cualquier clase de riquezas (cosas, personas, situaciones…), éstos impedirán que haya decisiones serias, eficaces y duraderas. Aunque la persona dice que “decide” la fuerza de esa decisión va a trabajar sobre arena, en vano.

La Meditación va a 1) buscar un efecto psicológico: “mi voluntad no está bien preparada”; 2) hacer esfuerzo para purificar mi voluntad; y 3) pedir al Señor que me ayude a disponerme y ponerme en la 3ª clase de voluntad.

Metodología para la meditación: Se puede seguir el mismo texto del libro de los Ejercicios, aunque aquí está ya todo. Hay que tener en cuenta que la palabra “binario” en el lenguaje filosófico antiguo significaba un ser humano cualquiera, un hombre cualquiera (binario = alma+cuerpo), cualquier persona.

Primer preámbulo (150). El primer preámbulo es “la historia” (es decir, un ejemplo imaginario), la cual es de tres personas (binarios), y cada una de ellas ha adquirido un gran cantidad de dinero, no pura o rectamente por amor de Dios, es decir, por afecto a la riqueza; y los tres quieren salvarse y hallar en paz a Dios nuestro Señor, quitando de sí el peso e impedimento que para ello tienen en el apego a la cosa adquirida (aquí ese dinero).

Segundo preámbulo (151). El segundo, composición de lugar. Será aquí verme a mí mismo, cómo estoy delante de Dios nuestro Señor y de todos sus santos, para desear y conocer lo que sea más grato a su divina bondad, al Señor.

Tercer preámbulo (152). El tercero, pedir lo que deseo conseguir: aquí será pedir gracia a fin de elegir lo que sea más para gloria de su divina majestad y salud de mi alma.

Después de ponerme en la presencia de Dios, sentir su mirada a la que nada ni nadie puede engañar (Gal. 6, 7), y pedir gracia «para discernir y elegir lo que sea para mayor gloria de Dios y salvación de mi alma» (EE. nº 23 final) pero empleando una voluntad totalmente libre. Pedir una voluntad libre y fuerte. Esta petición es de suma importancia.

Podemos considerar tres clases de personas que toman actitudes diferentes para quitar un supuesto afecto desordenado a una riqueza que pudiera impedir una elección limpia; por tanto con tres posiciones distintas de su voluntad:

1er Binario (153). La primera clase de hombre (o primera clase de voluntad): para hallar en paz a Dios nuestro Señor y poderse salvar, querría quitar el afecto que tiene a la cosa adquirida; pero, sin poner ningún medio ni acto eficaz, hasta el punto, quizás, de llegar la hora de la muerte sin haber decidido ni elegido nada.

—Tipo de voluntad: la del “cobarde”.

Comportamiento: Deja todo para más tarde, no pone los medios eficaces. Quiere, pero… en general. La voluntad está anclada, inmovilizada por el impedimento del afecto a la riqueza. Es una voluntad nula, de pura apariencia. La persona vive en contradicción entre su conciencia que ve claro lo que ha de hacer porque se lo pide Dios y la voluntad que no quiere realizarlo. Practica una actitud dilatoria: todo lo deja “para más adelante”. En el fondo es un rechazo al llamado que le hace Dios. Todo queda en un “quisiera…” Pretende una especie de milagro: conseguir el fin sin poner los medios adecuados. Usa sólo palabras huecas.

2º Binario (154). El segundo quiere quitar el afecto desordenado a la cosa adquirida (aquel monto de dinero), pero le quiere quitar de tal forma que, en definitiva, se quede con la cosa adquirida; de manera pretende “que Dios venga donde él quiere”, y no se determina a dejarla para ir a Dios, aunque fuese el mejor estado decisión para él. No se desprende en el afecto.

—Tipo de voluntad: la del “tramposo astuto”. Voluntad hipócrita (quiere estar dispuesto a todo con tal que no se le quite el dinero, es decir, aquello a lo cual está apegado). Dice que quiere una voluntad libre pero sabe que no es así.

Comportamiento: Voluntad débil, de limitada eficacia. Hay una contradicción en la misma voluntad: quiere y no quiere. Pone condiciones: ¡todo, menos… lo que yo quiero! Busca subterfugios para escaparse de lo que Dios le pide. Coloca a sus gustos y preferencias por encima de todo, incluso de lo que Dios le pudiera pedir.

Quiere, pero no renuncia a aquello a lo que está apegado. Juega a dos cartas; quiere tener dos señores. Quiere a Dios y al ídolo. Quiere tener las dos cosas a la vez, aunque sabe en lo más íntimo que son irreconciliables y que eso así no anda. No quiere ir a la raíz. Es el hipócrita, tramposo; construye pliegues y dobles fondos en la profundidad de su voluntad…

Estas personas siempre tienen lucha interior consigo mismo. Andan siempre a la “defensiva” y al “resguardo”. En la vida espiritual son perezosas; buscan la vida cómoda; son personas “instaladas”. Pretenden racionalizar todas las cosas (encontrar razones de la clase que sea con tal de quedarse con aquello a lo que está apegado su afecto). Se refugian en autodefensas, revisionismos, parches, “re-pescas”. Poseen muchas “zonas acotadas”.

3er Binario (155). El tercero quiere quitar el afecto, pero lo quiere quitar de tal modo que tampoco está apegado a tener la cosa adquirida o a no tenerla; sino quiere solamente quererla o no quererla según que Dios se lo haga sentir en su interior, y perciba en su interior que es para servicio y alabanza de su divina majestad; y… mientras llega el momento de la elección quiere hacer cuenta que en su afecto ha renunciado ya a todo, poniendo toda la fuerza de voluntad en no querer aquello, ni ninguna otra cosa, mientras no le mueva sólo el servicio de Dios nuestro Señor; de manera que el deseo de poder servir mejor a Dios nuestro Señor sea lo que le mueva a tomar la cosa o dejarla. Tiene «determinada determinación» (Sta. Teresa).

—Tipo de voluntad: la del “comprometido incondicional”.

Comportamiento: Se libera de todo afecto (aunque lo siga sintiendo), pone a disposición de Dios todo; su voluntad queda auténticamente libre, despegada del todo en todo en el afecto. Libre de todo interiormente. Supera el afecto con otro afecto mayor, único y definitivo: el afecto al Señor, a su Voluntad. Un amor menos se supera con un amor mayor.

Su voluntad está resuelta a desprenderse de todo (el «nada, nada, nada…», de San Juan de la Cruz) para después elegir lo que Dios quiere y los medios que Dios quiere que elija para sólo servirlo a Él. “Hace cuenta de que deja todo” (EE. nº 155). Quiere eficazmente lo que Dios quiere de él, y tanto que antes de saber qué le pide Dios está dispuesto a darle todo, incluso lo más difícil en el caso de que se lo pida.

Son las personas comprometidas, incondicionales. Tienen la voluntad en total disponibilidad a lo que el Señor les pida. Aunque sienten la atracción de las cosas, están “desatadas” de todo. El alcanzar esto no es una utopía: muchos lo han logrado; tú mismo algunas veces. Pero para esto hace falta esfuerzo: Mt.11, 12. Sobre el Tercer Binario ayudará considerar también lo que se dice en los Ejercicios, nº 169, (Preámbulos para hacer buena elección) en las tres últimas líneas: “…así ninguna cosa me debe mover a tomar tales medios o privarme de ellos, sino sólo el servicio y alabanza de Dios nuestro Señor y salvación eterna de mi alma”.

Conviene recordar la imagen de despojo total en un templo imaginario que se indicó en la Meditación del Principio y Fundamento en la parte de la “indiferencia”. El despojo total es la “desposesión” de todo.

Después de considerados bien los tres ejemplos, reflexionar y examinar sinceramente: ¿en cual de las tres clases de voluntad está la mía? Y hablar con Dios en el Coloquio.

Notar:

-que el Tercer Binario coincide con la “indiferencia” y la “disponibilidad” que exige el Principio y Fundamento; exige ser disponible hasta en lo inesperado. María lo fue así: hasta en lo inesperado.

-que el Tercer Binario tomado en serio pone “la vida en riesgo”.

-que la oblación de la meditación del Rey Eternal (nº 98) está hecha desde una posición de Tercer Binario.

Coloquio (156) Hacer los mismos tres coloquios que se hicieron en la contemplación precedente de las dos banderas (147).

Para conseguir la actitud del Tercer Binario San Ignacio aconseja pedir a Dios lo contrario de aquello a lo que siento afecto para así conseguir el punto medio y mantener la “voluntad libre” a fin de elegir sin impedimentos lo que Dios me pida: (157) es de notar que cuando nosotros sentimos afecto a las riquezas o repugnancia contra la pobreza actual, cuando no estamos indiferentes a pobreza o riqueza, ayuda mucho para extinguir ese afecto desordenado pedir en los coloquios (aunque sea contra la inclinación natural) que el Señor le elija en pobreza actual: y que el lo quiere, pide y suplica, con tal de que sea servicio y alabanza de su divina bondad. Esta recomendación la hace Ignacio para que haciendo ese esfuerzo hacia un extremo se logre llegar al punto medio: la disponibilidad.

En Resumen: Todos los Tres Binarios se podrían concretar en esta pregunta: En el fondo, fondo… ¿qué es aquello de lo cual no quiero desprenderme y, consciente o inconscientemente, lo disimulo? Porque lo que importa es tener el corazón libre para elegir…

Complementos a los Binarios que pueden ayudar:

1er Binario: Aplicaciones: en esta disposición podemos estar cuando notamos que Dios nos pide cambiar algo que va mal en nuestra vida (por ejemplo: oración, entrega a los demás, austeridad, humildad…), y lo sentimos, y querríamos remediarlo… pero nunca nos resolvemos a poner los medios eficaces para ello.

Ejemplos bíblicos: *Lc. 14, 15-24: excusas; *Lc. 7, 31-35: niños en la plaza. *El rico de la parábola de Lc. 12, 16-21. *Judas que no pidió perdón. *El pueblo judío respecto a Jesús.

2° Binario: Aplicaciones: En esta clase de voluntad estaría la persona que pretende oración sin mortificación, pobreza sin carecer de nada, castidad sin custodia de los sentidos, humildad sin humillaciones, obediencia sin disponibilidad, servir a los demás sin sacrificio propio, etc. Creer que se es disponible pero… “a mi modo”.

Ejemplos bíblicos: *Pilato (Mt. 27, 24): se lavó las manos…; *el Joven Rico (Mc. 10, 17-22); *los seguidores a medias (Lc. 9, 57-62); *los invitados a la cena (Lc. 14, 16-24); *Ananías y Zafira: se reservaron ocultamente parte del dinero… (Hch. 5, 1-11); *Nicodemo en su visita nocturna a Jesús (Jn. 3, 1-2).

3er Binario: Aplicaciones: Elegirá oración con su medio apropiado que es la abnegación; pobreza estando dispuesto a vivir sin nada, si fuera necesario; castidad con decisión de sacrificar lo que sea; obediencia con total disponibilidad, etc.

Ejemplos bíblicos: *Abraham (Gen. 22, 1-18); *María: He aquí la esclava del Señor…(Lc. 1, 38); *Zaqueo (Lc. 19, 1-10); *Los apóstoles (Mt. 19, 27,29; Lc. 5, 11): Lo hemos dejado todo…; *María Magdalena (Mc. 14, 3): unción en Betania; *El apóstol Tomás (Jn. 11, 16): “vayamos y muramos con Él”; *El apóstol Juan (Jn. 19, 26): fue hasta los pies de la Cruz; *Nicodemo y José de Arimatea (Jn. 19, 38-39): valientemente se presentaron ante Pilatos.

CUESTIONARIO:

¿Qué problemas de voluntad tengo? ¿Cuál es el problema dominante de mi voluntad? ¿Estoy libre de afectos que me impiden discernir y elegir limpiamente? ¿Hay algún afecto, en concreto, del que yo no quiero desprenderme? ¿Es Cristo la satisfacción integral de mi persona, el único afecto absoluto? Puede ayudar también: *esta breve exclamación de San Agustín: «Poco te ama, Señor, aquel que ama al mismo tiempo otra cosa la cual no ama por Ti» (Confesiones, LX, cap.29).

*esta frase de S. Juan de la Cruz: «El alma ha de quedar sin codicia de todo, y tan desasida como si ello (todo) no fuese para ella, ni ella para ello». Notar que a los afectos desordenados los llama “asimientos”, de “asir” = agarrar.

*caer en la cuenta de que uno de los “afectos” (ídolos) que menos consciente es en nosotros y que hace que estemos trabados en el 2º Binario es el excesivo cuidado de la “auto-imagen” por eso ayuda pedir que “Dios sea mi único público”. Otro ídolo sería el “pasarlo bien siempre”. O también: soy disponible pero “a mi modo”: tener “controlada mi vida”, etc.

*Ya que conozco mi modo de vivir: ir examinando en qué circunstancias o parámetros de mi vida mi voluntad se ve atrapada en el 1er o en el 2º Binario; y en qué circunstancias me es relativamente fácil alcanzar el 3º Binario.

*reflexionar: -Respecto al Segundo Binario:

1.- En el Segundo Binario se ofrece algo a Dios y al mismo tiempo la persona que ofrece trata de ocultar alguna “trampita” dentro de la misma ofrenda, como si Dios no la viera. Tiende a tener una “agenda encubierta”.

2.- ¿Cuál es el origen de la posición de voluntad típica del Segundo Binario? Uno es “por los ídolos tapados”, es decir, a causa de los ídolos por los que secretamente estamos atrapados: gustos, placeres, intereses, etc. Otro (de origen psicológico) por la estructura de la personalidad que tiene fallos estructurales -un trauma, por ejemplo-, que producen inconsistencias en la conducta de la persona: por las que “quiere pero no quiere”. En este caso el problema no es sólo espiritual.

3.- El agua hierve a los 100os, si te sacrificas sólo hasta los 99 os..., no hierve. Es decir, si estás apegado a algo

4.- Al examinarse uno mismo respecto al Segundo Binario hay que tener en cuenta que los lamentos y el decir “esto no es fácil” suele ser una cortina de humo para no querer desprenderse de algo que está pidiendo Dios.

-Respecto al Tercer Binario: El Tercer Binario es tomar en serio el “ser peregrino”: el peregrino no se apega a nada del camino, sólo mira a la meta y sacrifica todo por llegar a la meta. Es necesario el «desasimiento de los deseos que suscita el apego al mundo» (S. Agustín). Conduce a una “afectación profunda de la persona”. Es la pobreza radical.

Para repetir esta Meditación podrá ayudar este resumen:

Primer Binario dice: ahora no; paso….

Segundo Binario dice: así no, eso no: quiero negociar….

Tercer Binario dice: a todo, sí: arriesgo todo Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.