Consagración El
sacerdote, con claridad, pronuncia las palabras del Señor para consagrar el pan:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ
ENTREGADO POR VOSOTROS. Igualmente, consagra él vino con las palabras: TOMAD Y BEBED, TODOS DE ÉL, PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. Jesucristo Sacerdote, sirviéndose de las palabras de la Consagración pronunciadas por el sacerdote, convierte el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre. A continuación muestra al pueblo la Hostia consagrada y el Cáliz, y lo adora con un signo de reverencia. El celebrante dice: Este es el sacramento de nuestra fe. O bien: Este es el Misterio de la fe. |