Liturgia
San Francisco de Sales
vida devota
Primera parte de la
Introducción a la vida devota
CAPÍTULO IV
DE LA NECESIDAD DE
UN DIRECTOR PARA ENTRAR Y AVANZAR EN LA DEVOCIÓNCuando el joven Tobías recibió el encargo
de ir a Rages, dijo: «Yo
no sé el camino». «Ve, pues -replicó su padre-, y busca algún hombre que
te guíe». Lo mismo te digo yo, mi Filotea:¿Quieres emprender con
seguridad el camino de la devoción? Busca un hombre que te guíe y
acompañe. Esta es la advertencia de las advertencias. «Por más que
busques -dice él dé. Voto Juan de Ávila-, jamás encontrarás tan
seguramente la voluntad de Dios como por el camino de esta humilde
obediencia, tan recomendada y practicada por todos los antiguos
devotos».
La bienaventurada madre Teresa, al ver que doña
Catalina de Cardona hacía grandes penitencias, deseó mucho imitarla en
esto, contra el parecer de su confesor, que se lo prohibía y al cual
estaba tentada de desobedecer en este punto, y Dios le dijo: «Hija mía,
tienes un camino recto y seguro. ¿Ves la penitencia que ella hace? Pues
bien, yo hago más caso de tu obediencia». Por su parte, gustaba tanto de
esta virtud, que, además de la obediencia que debía a sus superiores,
hizo un voto especial de obedecer a un excelente varón, y se obligó a
seguir su dirección y guía, de lo que quedó infinitamente consolada;
cosa que, después de ella, han hecho muchas almas buenas, las cuales,
para mejorar sujetarse a Dios, han sometido su voluntad a la de sus
siervos, lo que Santa Catalina de Sena alaba en gran manera en sus
Diálogos. La devota princesa Santa Isabel se sujetó, con extremada
obediencia, al doctor maestro Conrado, y uno de los avisos que el gran
San Luis dio a su hijo, antes de morir, fue este: «Confiésate, con
frecuencia, elige un confesor idóneo, que pueda enseñarte con seguridad
las cosas que te son necesarias».
«El amigo fiel, dice la Sagrada
Escritura, es una excelente protección; el que lo ha encontrado, ha
encontrado un tesoro. El amigo fiel es una medicina de vida y de
inmortalidad; los que temen a Dios la encuentran». Estas divinas
palabras se refieren, principalmente, a la inmortalidad, para alcanzar
la cual es menester, ante todo poseer este amigo fiel que guíe nuestras
acciones con sus avisos y consejos, y nos guarde, por este medio, de las
asechanzas y engaños del maligno. Este amigo será, para nosotros, como
un tesoro de sabiduría en nuestras aflicciones, tristezas y caídas;
medicamento, que aliviará y consolará nuestros corazones, en las
dolencias del espíritu; nos librará del mal y procurará nuestro mayor
bien, y, si alguna vez caemos en enfermedad, impedirá que sea mortal y
nos sacará de ella.
Más, ¿quién encontrará este amigo? Responde
el Sabio: «Los que temen a Dios»; es decir, los humildes, que sienten
grandes deseos de avanzar en la vida espiritual. Pues, si es para ti
cosa de tanta monta, ¡oh Filotea!, caminar junto a un buen guía, durante
este santo viaje hacia la devoción, pide a Dios, con gran insistencia,
que te procure uno según su corazón, y no dudes; porque, aunque fuere
menester enviarte un ángel del cielo, como lo hizo con el joven Tobías,
te dará uno bueno y fiel.
Ahora bien, este amigo ha de ser
siempre para ti un ángel, es decir, cuando lo hayas encontrado, no lo
consideres como un simple hombre, y no confíes en él ni en su saber humano, sino en Dios, el cual te favorecerá y te
hablará por medio de
este hombre, en cuyo corazón y en cuyos labios pondrá lo que fuere
necesario para tu bien. Debes, pues, escucharle como a un ángel, que
desciende del cielo para conducirte a él.
Háblale con el corazón
abierto, con toda sinceridad y fidelidad, y manifiéstale claramente lo
bueno y lo malo, sin fingimiento ni disimulación, y, por este medio, el
bien será examinado, y quedará más asegurado, y el mal será remediado y
corregido; te sentirás aliviada y regulada en los consuelos. Ten, pues,
en él una gran confianza y, a la vez, una santa reverencia, de suerte
que la reverencia no disminuya la confianza, y la confianza no impida la
reverencia. Confía en él, con el respeto de una hija para con su padre,
y respétalo con la confianza de un hijo para con su madre: en una
palabra, esta amistad ha de ser fuerte y dulce, toda ella santa, toda
sagrada, toda divina, toda espiritual.
Y, para esto, escoge uno
entre mil, dice Ávila, y añado yo: entre diez mil, porque son muchos
menos de lo que parece los capaces de desempeñar bien este oficio. Ha de
estar lleno de caridad, de ciencia, de prudencia: si le falta una sola
de estas tres cualidades, es muy grande el peligro. Pero, te lo repito
de nuevo, pídelo a Dios, y, una vez lo hayas alcanzado, sé constante, no
busques otros, si no camina con sencillez, humildad y confianza, y
tendrás un viaje feliz
.
12-12-2012
Dios te
salve Santa María de Guadalupe, llena, eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las
mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de
Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra
muerte.
Amén