Liturgia
San Francisco de Sales
vida devotaSegunda parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO
XVIQUE ES MENESTER HONRAR E INVOCAR
A LOS SANTOS
Puesto que, con mucha frecuencia, nos
envía Dios sus inspiraciones, por medio de sus ángeles, también nosotros
hemos de hacer llegar a Él nuestras aspiraciones por el mismo camino.
Las almas santas de los difuntos, que están en el paraíso con los
ángeles, y que, como dice Nuestro Señor, son iguales y semejantes a los
ángeles, desempeñan el mismo oficio: el de inspirarnos y el de suspirar
por nosotros con sus santas oraciones. Filotea, unamos nuestros
corazones a estos celestiales espíritus y almas bienaventuradas, y, así
como los pequeños ruiseñores aprenden a cantar de los que son mayores,
de la misma manera, por la sagrada amistad que entablaremos con los
santos, sabremos orar y cantar mejor las divinas alabanzas: (Cantaré
salmos -decía David-en presencia de los ángeles).
Honra,
venera y reverencia, de un modo especial, a la sagrada y gloriosa Virgen
María: ella es la Madre de nuestro Padre, que está en los cielos y, por
consiguiente, es nuestra gran Madre. Acudamos, pues, a ella y, como
hijitos suyos, lancémonos a su regazo con una perfecta confianza; en
todo momento y en todas las ocasiones, acudamos a esta Madre, invoquemos
su amor maternal, procuremos imitar sus virtudes y tengamos para con
ella un verdadero corazón de hijo.
Familiarízate mucho con
los ángeles; contémplalos con frecuencia, invisiblemente presentes en tu
vida, y, sobre todo, estima y venera el de la diócesis a la cual
perteneces, a los de las personas con quienes convives, y,
especialmente, al tuyo; suplícales con frecuencia, alábales siempre y
sírvete de su ayuda y auxilio en todos los negocios, espirituales y
temporales, para que cooperen a tus intenciones.
El gran
Pedro Fabro, primer sacerdote, primer predicador, primer lector de
teología de la Compañía de Jesús y primer compañero de San Ignacio,
fundador de la misma, al regresar de Alemania, donde había prestado
grandes servicios a la gloria de Nuestro Señor, pasó por esta diócesis,
lugar de su nacimiento, y contó que, habiendo atravesado muchas regiones
de herejes, había recibido mil consuelos, por haber saludado, al llegar
a cada parroquia, a sus ángeles protectores, y había experimentado
sensiblemente que estos le habían sido propicios, en su defensa contra
las asechanzas de los herejes y le habían ayudado a amansar a muchas
almas y a hacerles dóciles a la doctrina de salvación. Y decía esto con
tanto entusiasmo, que una señora, entonces joven, que se lo oyó referir,
le explicaba hace solo cuatro años, es decir, sesenta años después, muy
emocionada. El año pasado, tuve el consuelo de consagrar un altar en el
mismo lugar donde Dios hizo nacer a este santo varón, en el pueblo de
Villaret, dentro de nuestras más escarpadas montañas.
Elige
algunos santos particulares, cuya vida puedas saborear e imitar mejor, y
en cuya intercesión tengas una especial confianza; el santo de tu nombre
te ha sido señalado ya desde el Bautismo.
Dios te salve Santa María,
estrella de la Mañana; Ruega por
nosotros.
Cristiano Católico 15-12-2012