Liturgia Católica
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Tercera parte de la Introducción
a la vida devota
CAPÍTULO XVI
MANERA DE PRACTICAR LA POBREZA DE ESPÍRITU EN MEDIO DE LA
POBREZA REAL
Pero, si eres realmente pobre,
queridísima Filotea, por Dios, procura serlo también de espíritu; haz de
la necesidad virtud, y emplea esta piedra preciosa de la pobreza en lo
que ella vale: su brillo no es conocido en este mundo, a pesar de que es
extremadamente hermoso y rico.
Ten paciencia, pues andas en buena compañía: Nuestro Señor,
Nuestra Señora, los Apóstoles y otros muchos santos y santas que fueron
pobres, y aún ´pudiendo ser ricos, menospreciaron el serlo. ¡Cuántos
grandes del mundo, viniendo las mayores contradicciones, han ido, con
diligencia no igualada, a buscar la santa pobreza en los claustros y en
los hospitales! Mucho se han afanado para encontrarla, como lo
atestiguan San Alejo, Santa Paula, San Paulino, Santa Ángela y tantos
otros. Más, he aquí Filotea, que la pobreza, más amable contigo, se
presenta en tu casa; la has encontrado sin buscarla y sin trabajo;
abrázala, pues, como a una amiga muy querida de Jesucristo, que nació,
vivió y murió en la pobreza, la cual fue su alimento durante toda su
vida.
Tu pobreza, Filotea, tiene dos grandes ventajas, merced a las cuales pueden acrecentarse en gran manera tus méritos. La primera
es que no te ha sobrevenido por propia elección, sino por la sola
voluntad de Dios, que te ha hecho pobre, sin cooperación alguna por
parte de tu voluntad. Ahora bien, lo que recibimos puramente de la
voluntad de Dios siempre le es más agradable, con tal que lo aceptemos
de corazón y por amor a su voluntad divina: donde hay menos de nuestra
parte, hay más de parte de Dios. La simple y pura aceptación de la
voluntad de Dios, purifica extraordinariamente el sufrimiento.
La segunda ventaja de esta pobreza es el ser una pobreza
verdaderamente pobre. Una pobreza alabada, halagada, socorrida y
ayudada, participa de la riqueza; a lo menos no es enteramente pobre;
pero una pobreza despreciada, rechazada, vilipendiada y abandonada, es
pobre de verdad. Ahora bien, tal suele ser ordinariamente la pobreza de
los seglares, porque, puesto que no son pobres por propia elección, sino
por necesidad, no se hace gran caso de ella; y, porque se hace poco
caso, su pobreza es más pobre que la de los religiosos, aunque esta
tenga, bajo otro concepto, una muy grande excelencia y sea mucho más
recomendable, por razón del voto y de la intención por la cual ha sido
escogida.
No te quejes, pues, amada Filotea, de tu pobreza,
porque solo nos quejamos de lo que nos desagrada, y si te desagrada la
pobreza, no eres pobre de espíritu, sino rica de afecto.
No
te desconsueles si no te ves socorrida cuál convendría, pues
precisamente en esto consiste la excelencia de la pobreza. Querer ser
pobre sin ninguna incomodidad, supone una ambición muy grande, porque
esto es querer el honor de la pobreza y la comodidad de las riquezas.
No te avergüences de ser pobre ni de pedir limosna por caridad;
recibe la que te den, con humildad, y acepta, con dulzura, las repulsas.
Acuérdate con frecuencia del viaje de la Santísima Virgen a Egipto,
llevando allí a su querido Hijo y de los muchos desprecios, pobreza y
miseria que hubo de soportar. Si vives como ella, serás muy rica en
medio de tu pobreza.
Ave María Purísima
Cristiano Católico 18-12-2012 Año de la Fe
Vida Devota
Sea Bendita la Santa e Inmaculada Purísima Concepción de
la Santísima Virgen María